Si se busca un remedio para acabar de un plumazo con el estrés, se tiene fácil. El antídoto se llama Teno Alto.
Un sinfín de tópicos inunda la cabeza nada más llegar a la plaza de Los Bailaderos. “El tiempo se detiene”, “el Tenerife auténtico”, “aquí nunca hay prisa”, “solo se ven cabras y queso”, etc. Sí, son expresiones manidas por los miles de visitantes que acoge este caserío de Buenavista del Norte a lo largo de todo el año pero que, sin embargo, no esconden nada de falso.
Cipriana vende mucho queso y atiende de una manera fantástica a los visitantes y también añora la línea de guagua de TITSA que la llevaba todos los días a Buenavista. Guarda el ejemplar del periódico en el que se publicaba que ‘Teno Alto se queda sin guagua’ (30 de abril de 2012) en uno de los cajones de ‘La venta de Teno Alto’. Desde entonces, no existe transporte público hacia el caserío y esta línea duró, según Cipriana, tan solo un año. Exhibe en su estantería una guagua y un tranvía de papel: el único transporte público que llega hasta allí. No obstante, existe la posibilidad de coger un taxi.
Hay más cabras que habitantes en Teno Alto. De hecho, el animal es una seña de identidad de este caserío. No hay que extrañarse por ver algún coche de la zona con una pegatina que diga Teno en medio de una silueta de una cabra. ‘En Teno Alto viven unas cuarenta personas’, dice Cipriana. Entre ellas, su madre de 96 años este mes de enero. También vivió en este caserío Jonathan González, quien se proclamó campeón de Europa de la World Surf League el pasado octubre.
Curiosidades aparte, Cipriana es un libro abierto. Es parada obligatoria si se quiere conocer parte de la esencia del lugar. Pero volviendo a los tópicos de este singular enclave, el hecho de que Teno Alto es naturaleza en estado puro no se puede escapar a los ojos de nadie. Fauna y flora en medio de paisajes llenos de diversidad y en los que bien podría rodarse una escena de cualquier película. Eso sí, cuidando mucho el entorno ya que se trata de un escenario delicado y que necesita de una especial conservación. Tarea de la que es responsable el Parque Rural.
En pocos metros cuadrados se puede disfrutar de una gastronomía característica del lugar: con productos cosechados y elaborados allí. Si se va a Teno Alto y no se prueba el queso y la carne de cabra, la visita no habrá sido igual. Eso lo saben los que viven en la comarca. Pero se puede pensar que muchos habitantes de Daute aún no han visitado este lugar desaprovechando el privilegio que supone Teno Alto.
Además, a pesar de su lejanía, el acceso al caserío es cada vez más cómodo ya que se ha iniciado el asfaltado de la carretera hace unos meses. Aún no se ha finalizado, quedan muchos kilómetros por terminar, pero los buenos resultados del tramo ya asfaltado están a la vista.
Ir hasta Teno Alto, un día cualquiera, ayuda a abrir la mente, los pulmones y la vista. Es un deleite para los sentidos que nadie debería perderse. Un último consejo: si se puede, hay que echarse en su campo.